EN MEDIO DE HOMBRES TÓXICOS Y ABUSADORES
A
principios de este año, me sentía muy fuerte por haber logrado salir de esa
relación tóxica, celebraba cada día el hecho de sentirme bien y experimentar
paz en mi interior. No obstante, la vida me tenía preparada una lección que
había quedado aplazada cuando conocí y me enamoré de Álvaro. Ya he contado en
otros rastros que cuando conocí a Álvaro había estado en medio de amores
furtivos. Bueno, esa etapa fue algo que yo no integré, no aprendí la lección.
Por tanto, como había quedado en la página de hombres abusadores, la vida me
puso de nuevo ahí, en el punto exacto donde yo había quedado en el año 2015.
Estos
últimos cinco meses se han acercado a mí una cantidad de hombres, pero cuando
digo cantidad me refiero a muchos, muchos hombres se han acercado a mí. Unos
con claras intenciones de abuso sexual, otras con extrañas intenciones de
conocerme, salir conmigo o ser mis novios. A los abusadores sexuales los he
alejado casi que de forma automática, me indigna todavía saber que haya seres
tan malvados por ahí haciendo las veces de los novios, esposos y padres
perfectos. Mujeres, tengan mucho cuidado con la persona con quien están
compartiendo sus vidas. He visto tantas cosas estos meses que he quedado
estupefacta. Pero bueno, cada uno está en su proceso propio, y tarde o temprano
tendrá que aprender esa lección de los abusos. Yo tengo que aprender a ponerle
límites a ese tipo de hombres para que no se acerquen a mí por ninguna
circunstancia. Debo aprender a reconocer esos perfiles psicópatas.
Los
que se han acercado con la intención de conocerme no han tenido mucha suerte.
Sólo uno ha estado más o menos cerca de mi mente y de mi corazón. A veces me
cierro de tal forma que no quiero conocer a ningún hombre, bueno en verdad es
que siento que no estoy en disposición de tener ninguna relación. Yo los dejo
que lleguen pero apenas siento que me puedo apegar, salgo espantada. Uno de
esos que estuvo muy cerca, es un tomador empedernido con tendencia a la
adicción, problemas de autoestima y con un nivel de inmadurez brutal; los otros
no me gustan, me resultan demasiado conflictivos. En fin, siento como si todos
mis caminos me condujeran a la soledad.
Otro
es un hombre casado que buscaba una aventura para escapar de los espacios de
aburrimiento de su matrimonio. Intentó enamorarme pero no lo permití. Dejé que
me mostrara mis límites. El último chico fue un muchacho menor que yo que
estaba interesado en tener sexo conmigo. Se acercó a mí con mucha cautela, me
rodeo de detalles e invitaciones. Alcancé a salir dos veces y empecé a
apegarme de inmediato. La ansiedad me desestabilizó emocionalmente por
completo. Después de unos días el muchacho empezó a alejarse, yo pude percibir
su distancia e hice lo propio. Lo alejé de mi vida sin anestesia.
Ahora
sé que todos esos hombres han llegado por algo. En realidad han venido a
mostrarme que todavía no me valoro lo suficiente como para intercambiar tiempo
y energías con hombres que no me merecen y que inconscientemente me están
obligando a amarme. También me han ayudado a soltar más fácilmente y a no
arrastrarme por nadie, a no ir barriendo con mi dignidad las calles de
Valledupar. Como dice mi amigo Cabral, que lo que se vaya, se vaya para
siempre. Ayer decidí soltar esta historia.
Y
aquí voy en medio de otro duelo amoroso. He comprendido que este camino del
autoconocimiento no es lineal, hay subidas y bajadas súbitas. Después de veintiocho años
de desarmor y baja autoestima, las recaídas son inevitables. Sin duda, no soy
la misma de ayer. Ahora asumo mi grado de responsabilidad en lo que decido y
atraigo para mi vida, pero no me culpo ni me trato mal cuando actúo de manera
impulsiva o ansiosa. Trato de retomar mi proceso una y otra vez. Sigo con vida.
Duele pero no mata.
Comentarios
Publicar un comentario